A mi padre nunca le gustó su nombre, ha huido siempre de él.
Yo le digo que es como las grandes folclóricas que tiene nombre artístico y en el trabajo se hacía llamar por su apellido.
Por eso no quiso que yo me llamase como mi abuela, que era lo que me tocaba.
Hace dos semanas murió un familiar y esos momentos me llevan de nuevo a la infancia, a las historias, a los mitos familiares.
Y llámame loca, pero creo que no podemos huir de los nombres que nos tocan.
Ella se llamaba Providencia.
A mí me tocaba serlo también.
El nombre Providencia proviene del latín "providentia", que significa "previsión", "prever con sabiduría", o "cuidado anticipado".
Y de algún modo me gustaría ser Providencia.
Cultivar mi instinto, para ver por anticipado, dejar la mente a un lado y seguir a mi corazón.
En lo de cuidado anticipado voy bien, de hecho me estoy dedicando a ello!, ja, ja.
Cuando creamos la formación de Yin yoga con Cris, le dije;
“Enseñemos a las alumnas que vengan a autocuidarse, a darse lo que necesitan”
Y así nació esta formación de Yin yoga que es un mimo a tu cuerpo y a tu corazón.
No necesitas saber de yoga, las posturas se hacen con cojines y mantas. El único reto es el de no dormirte para cambiar de postura.
Estoy haciendo video llamadas con las interesadas, así que si tienes dudas, hablamos.
Un abrazo,
Raquel